domingo, 22 de diciembre de 2013

CINCO PANES DE CEBADA


Recuerdo el día de clase cuando nos dijeron la lectura obligatoria de la asignatura. ¿Cinco panes de cebada? ¿De qué tratará ese libro? Con ese nombre...
El día que comencé la lectura ya me sorprendió, se parecía tanto a lo que me había pasado este verano... Pensaba leer 5 minutos, ver cómo era e irme a dormir. Sin embargo, me leí esa noche las primeras cincuenta páginas, no podía quedarme sin saber si se quedaría en el pueblo o se iría espantada.
Me hizo pensar en mi experiencia de verano: recién titulada en enfermería hacía un año y con un máster en urgencias  a mis espaldas...cuando me ofrecen trabajo de verano en una piscina. Cual horrible me sentí cuando llegué a un barrio marginal de Madrid, con una piscina que se caía a trozos y encima era la piscina más problemática de la empresa! peleas y tráfico de drogas era el pan de cada día. Lo primero que pensé: a ver cuando puedo irme.
Es algo parecido a lo que le pasa a Muriel en la escuela: no sabes qué hacer, todo es extraño, la gente no te gusta y no ves el momento de irte.
Creo que lo que más me ha gustado es esa sensación que me transmitía de ternura y comprensión, ver cómo se va involucrando en la vida del pueblo y tiene el coraje de luchar por sus escolanos.
Hay varias partes del libro que me han gustado especialmente. Una de ellas es cuando se da cuenta de que José no lee los libros, que es su padre el que los pide, y decide poner la biblioteca al alcance de todos los mayores. Cualquier atisbo de interés por la lectura o por la escuela por parte de un niño o un padre del pueblo la llena de alegría, ve su trabajo recompensado. Cuando consigue que la niña Teresa vaya a Pamplona a estudiar es su primer fruto, eso dice ella. Pero yo creo que los frutos los va teniendo día a día, cuando la gente comienza a respetarla y valorarla como maestra del pueblo, un icono junto al médico y al cura.

Por supuesto la historia de amor con Javier es preciosa, lo fácil que parece todo cuando no necesitas más que la tierra y la gente y eso te hace feliz. Conoce a un hombre y rápidamente se ve con él compartiendo vida y compañía.


Estaba esperando al final para comprender el significado del título del libro, reconozco que no me lo esperaba en la última página y menos con la referencia de que todos podemos dar algo en la vida, aunque sean unos panes de cebada.

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